Decido sentarme en el maravilloso patio colonial de un Hotel en Cuba rodeado de plantas tropicales, historia contada en murales de barro, sillas de hierro pintadas con mucho arte, gotas de agua del reciente aguacero que impregnó el aire con frescura húmeda, y por supuesto esta experiencia invitaba a disfrutar de un buen Habano.

Ya era hora de hacer el ritual de encender con láminas de cedro y mucha calma mi Romeo y Julieta Churchills una vitola de Galera Julieta No2; cepo 47 longitud 178mm. Observo la capa aceitosa de color carmelita natural, levemente maduro y con un ligero matiz colorado. En ese momento de deleite me sentía embriagado por las sensaciones y la emoción que me rodeaba, las primeras bocanadas cautivadoras como el primer beso, dulces y frescas. 

Entre humo y relajación me traen la bebida que sería la armonía para esta experiencia, un buen ron cubano de la marca Havana Club el Selección de Maestros; uno de mi preferidos hasta estos días, en el paladar roble ahumado y especias, suave, agradable y aromático. Te embauca en un viaje exótico por un mundo de sabores, su color ámbar cálido y un brillo rojizo profundo. 

En la nariz, las especias resaltan el añejado en madera. Me aconsejaron beberlo sin hielo, a temperatura ambiente, este día de marzo la temperatura en el patio era de unos 26 grados Celsius a las 6 de la tarde.

Pasada la primera parte de mi Habano entre trago de ron y bocanada de humo, me enamoraba más su sabor paladeado en boca y aromas tabaqueros cubanos, con una charla amena, mi felicidad crecía al descubrir que existía una evolución de los sabores, descubriendo nuevos matices que no estaban en el inicio de la fumada el dulzón con toques especiados y puntas levemente terrosas unidas a un buen equilibrio de sabores y aromas.

Conversando sobre la historia que dio nombre a esta vitola y como Winston Churchill quien fue primer Ministro del Reino Unido y tanto gustaba de la marca Romeo y Julieta, desde su visita a La Habana en 1946, su nombre fue utilizado en anillas de Habanos y esta emblemática vitola; Churchills de Romeo y Julieta. Era tanta la euforia percibir a mis papilas gustativas bailando en la boca con sabor untuoso y complejo, que casi me olvido de que existía la anilla de mi Habano. Así comenzamos el viaje por los sabores y los buenos momentos vividos gracias al disfrute de un buen Habano.

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